Esfera ónice
Cada esfera supone una pequeña obra de arte. El color, los reflejos, la textura de su superficie, así como los elementos que la decoran o incluso el diseño del conjunto, le confieren al reloj toda su personalidad. Rolex lleva a cabo de forma interna la totalidad del proceso de creación y fabricación de sus esferas. Se trata de una serie de gestos y operaciones que, desde los primeros esbozos hasta el control final, pasando por las etapas de coloración y colocación de los indicadores, requieren a profesionales especializados. Algunas de estas profesiones se remontan a los orígenes de la relojería, como, por ejemplo, el esmaltador. Otras son inherentes al uso de tecnologías punta, como el tratamiento de superficies por pulverización catódica magnetrón que consiste en colorear la superficie de la esfera mediante el depósito de una ínfima capa de material, un complejo procedimiento que se realiza al vacío. La fabricación de las esferas Rolex, una labor tan artesanal como tecnológica, resume perfectamente la filosofía que mueve a la marca: alcanzar el más alto nivel de calidad para lograr un resultado impecable y permanente.